La quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5), celebrada en Busán, concluyó sin un tratado global vinculante sobre contaminación por plásticos, aplazando el avance hacia 2025. A pesar del impulso global significativo y las crecientes demandas de medidas ambiciosas, las negociaciones se estancaron, dejando el Texto Revisado del presidente como base para futuras discusiones en 2025.
Más de 3.800 participantes, incluidos representantes de 177 países y 600 organizaciones asistieron a las discusiones, que se llevaron a cabo del 25 de noviembre al 1 de diciembre de 2024 en la ciudad coreana. Los temas abordados incluyeron límites a la producción de plásticos, gestión de residuos, regulación de productos químicos y medidas de cumplimiento. Sin embargo, las profundas divisiones entre algunos estados miembros impidieron llegar a un consenso.
Se tienen avances, pero persisten desafíos – Tratado global contra la contaminación por plásticos
Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), reconoció los avances incrementales logrados durante el INC-5. “La reunión de esta semana ha logrado avances significativos hacia el acuerdo que el mundo demanda”. Andersen resaltó el hecho de que a través de las conversaciones en Busán, los negociadores hayan alcanzado un mayor grado de convergencia sobre la estructura y los elementos del texto del tratado, así como una mejor comprensión de las posiciones de los países y los desafíos compartidos. “Sin embargo, está claro que persisten divergencias en áreas críticas y se necesita más tiempo para abordarlas”, añadió.
El Texto del presidente, redactado por el embajador Luis Vayas Valdivieso, servirá como referencia para las discusiones futuras. “Nuestro propósito es noble y urgente: revertir y remediar los graves efectos de la contaminación por plásticos en los ecosistemas y la salud humana”, declaró Vayas, e hizo un llamado a las delegaciones para continuar trazando caminos, construyendo puentes y participando en los diálogos.
Los desacuerdos surgieron desde el principio, con un bloque minoritario, que incluye a algunos países productores de petróleo, que buscaron obstruir algunas de las propuestas más ambiciosas. Varias organizaciones, incluidas ONG ambientales como WWF, destacaron la influencia de más de 220 cabilderos de las industrias petroquímica y del plástico, quienes diluyeron los compromisos para prohibir productos químicos dañinos y establecer mecanismos financieros sólidos. Los observadores también criticaron las restricciones a la participación de la sociedad civil, pidiendo una mayor transparencia en futuras negociaciones.