El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la posibilidad de imponer un arancel del 25% a las importaciones de México y Canadá, que entraría en vigor este 1 de febrero de 2025, ha generado gran preocupación. Trump justificó esta medida como una respuesta al tráfico de inmigrantes y al fentanilo cruzando la frontera, lo que añade un nivel significativo de incertidumbre económica tanto para México como para Estados Unidos. Esta decisión podría tener repercusiones de gran magnitud en sectores clave como la agroindustria, la electrónica, la industria automotriz y en los sectores productores y exportadores de bienes de consumo empacados, impactando la balanza comercial, los precios de productos y el empleo en ambos países.
Según el Banco Mundial, México es un actor clave en las cadenas de suministro globales, especialmente en la industria automotriz, donde una gran parte de la producción se destina a Estados Unidos. De acuerdo con el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), los países han acordado reducir las barreras comerciales, pero esta nueva medida de Trump podría revertir parte de los avances logrados, afectando el comercio y el flujo de inversión entre los tres países. Los expertos han estimado que un arancel del 25% podría aumentar el costo de productos como alimentos, electrodomésticos y automóviles en Estados Unidos, lo que impactaría en un incremento del gasto anual de los consumidores estadounidenses en 3.000 dólares.
La aplicación de las medidas podría llevar a una desaceleración económica en México, afectando especialmente a sectores orientados a la exportación. La presidenta Claudia Sheinbaum había señalado desde noviembre de 2024 su convencimiento de que la fortaleza económica de Norteamérica radica en mantener su sociedad comercial, como una manera de seguir siendo más competitivos frente a otros bloques económicos.
Balanza comercial de México se afectaría en cerca de 300.000 millones de dólares
Los cálculos sobre las repercusiones económicas de los aranceles anunciados indican que la balanza comercial de México se afectaría en cerca de 300.000 millones de dólares. La industria automotriz y las exportaciones agrícolas mexicanas, como el aguacate, el tequila y la cerveza, serían particularmente vulnerables, dado que dependen en gran medida del mercado estadounidense. Este aumento de aranceles también podría elevar los precios en Estados Unidos, afectando tanto a las empresas como a los consumidores.
Las autoridades mexicanas ya han advertido que, en caso de que los aranceles se apliquen, se podrían tomar medidas en respuesta. Sin embargo, se ha señalado igualmente que una respuesta arancelaria de México podría ser contraproducente, al incrementar la inflación y la volatilidad cambiaria, afectando a la economía mexicana. Como ocurrió en 2018, cuando México respondió con aranceles similares, esta estrategia resultó en una devaluación del peso y una mayor inflación. Para evitar este escenario, las autoridades mexicanas podrían buscar la mediación a través de mecanismos del T-MEC, que incluye la resolución de disputas comerciales, pero el proceso podría llevar tiempo y generar incertidumbre económica en el corto plazo.
Necesidad de cooperación y entendimiento recíproco
Ante la incertidumbre que se desprende de las medidas anunciadas por el presidente Trump, la presidenta mexicana ha afirmado que “Se requiere de cooperación y entendimiento recíproco a estos grandes desafíos. A un arancel, vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes. Sí, comunes. Por ejemplo, de los principales exportadores de México a Estados Unidos, es decir General Motors, Stellantis y Ford Motor Company, las cuales llegaron a México hace 80 años. ¿Por qué ponerle un impuesto que las ponga en riesgo? No es aceptable y causaría a Estados Unidos y a México inflación y pérdidas de empleo”.
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos tiene el potencial de generar una crisis económica significativa en ambos países. El impacto no solo afectaría la balanza comercial, sino que también generaría aumentos de precios, una desaceleración económica, una posible pérdida de empleos y una mayor inflación en México. Es de esperarse que, tanto México como Canadá, sigan explorando vías legales a través del T-MEC para abordar la disputa, buscando mitigar los efectos negativos de estas medidas.