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Siete razones por las que fracasan los proyectos de empaque

No quiero decir que cualquier proyecto pueda llevarse a cabo sin problemas, pero evitar estas causas de fracaso te acerca más a ello.

Sterling Anthony

Por Sterling  Anthony, CPP

Un proyecto fracasa simplemente por no lograr su(s) objetivo(s) dentro de los límites especificados de alcance, costo y tiempo. Un proyecto puede fracasar hasta el punto de ser abandonado; sin embargo, la mayoría de los fracasos son menos espectaculares. Los proyectos de empaque fracasan por diversas razones, pero las que analizaré aquí se han demostrado una y otra vez.

Comienzo tardío. En particular, para un nuevo lanzamiento, el inicio de un proyecto de packaging debería coincidir con el del producto. Afortunadamente, en su mayor parte, la industria ha progresado más allá de los proyectos secuenciales, es decir, el desarrollo del producto completado, seguido del desarrollo del empaque. Un producto envasado, por definición, está formado por dos componentes: producto y envase. La interdependencia de ambos debe reconocerse en la etapa conceptual, que precede al trabajo del proyecto. En esa etapa, no es necesario que las referencias sobre el empaque sean detalladas, pero sí suficientes para permitir que el personal comience a visualizar y generar ideas.

Caminos paralelos. Un proyecto de packaging debe seguir un camino que se cruce con el de otras disciplinas involucradas. Es un requisito coherente con el carácter interdisciplinario del packaging, además de un enfoque sistémico. Hay dinamismo y fluidez en los proyectos, con asuntos en constante cambio. La mano derecha no sólo necesita saber lo que está haciendo la mano izquierda, sino que ese conocimiento debe extenderse hasta el nivel de los dedos.

Expectativas equivocadas. El empaque realiza las funciones superpuestas de contención, protección, comunicación, conveniencia y utilidad. Cualquier expectativa fuera de esas funciones se mantiene erróneamente. Si, por ejemplo, un producto carece de la calidad, el rendimiento y el valor requeridos, cambiar el empaque no resolverá el problema, más allá, tal vez, de un aumento temporal en las compras de prueba. Dicho de otra manera, si el empaque no es el problema, no puede ser la solución. Por otro lado, para un producto con la calidad, el rendimiento y el valor requeridos, el empaque puede marcar la diferencia competitiva.