Un robot hecho con residuos y un envase fabricado con papel reciclado ganó un Pentaward de Oro 2025 en la categoría de “Empaque Sustentable”, el premio más codiciado del mundo del packaging. Entre más de dos mil proyectos, y elegido entre los doce más importantes, también se llevó el corazón de la gente, ganando el People’s Choice.
nov 20, 2025
Por Guillermo Dufranc (*)
¿Cómo algo que nació del descarte terminó brillando entre los mejores diseños de empaque del planeta? Tal vez porque, en el fondo, los residuos están dejando de ser considerados basura.
Un robot que viene del desecho
Botito nació de lo que todos tiramos sin mirar dos veces. Es un robot armado con piezas de plástico de uso doméstico —tapas, potes, envases de champú, detergente— unidas con un simple cordón elástico, sin moldes, sin procesos industriales ni máscaras. Cada uno distinto, como si el propio objeto se resistiera a ser uno solo.
Cuando conocí a José María Rodríguez y Daniela Czajkowski, los creadores de la idea original, me encontré con un ejército de esos pequeños robots sobre la mesa. Todos diferentes, pero con una misma alma reciclada. Fue imposible no sentir que había algo potente ahí, algo que merecía ir más lejos.
En tridimage buscamos proyectos con propósito, de esos que te mueven más por dentro que por fuera. Cuando vi a Botito entendí que el diseño de packaging podía hacer algo más que verse bien: podía hacer pensar. Al ver esos ecoguardianes esperando que les den una oportunidad, decidimos impulsar el proyecto para llevarlo al infinito y más allá.
Botito merecía un escenario, algo que lo enmarque y glorifique, que amplificara su mensaje sin traicionar su espíritu.
Fuera de la caja
El problema apareció rápido: ¿cómo empaquetás algo que no tiene medida? Cada Botito es único, y ninguna caja podía contener esa diversidad. Entonces entendimos que no necesitábamos una caja, sino una metáfora. Una manera de contar la historia sin límites físicos, que mantuviera visible a cada robot para mostrar la riqueza visual de cada uno y dejar testimonio de que está hecho con los recursos disponibles.
Así surgió la idea del cesto de basura como contenedor del robot, y del mensaje que lo acompaña. Si Botito nacía de los descartes, el envase también debía hacerlo; no desde la estética del lujo, sino desde la coherencia del sentido. Estaba claro que el material del packaging debía ser de origen reciclado, y ahí apareció el nombre perfecto: Pulpak. Ellos transforman toneladas de cartón posconsumo en piezas de pulpa moldeada, una tecnología que permite crear formas mucho más libres que los cuatro lados de una caja.
Les contamos la idea —un packaging de papel recuperado para un robot hecho de residuos— y se sumaron sin dudar. El resultado fue un soporte que no solo contenía a Botito, sino que contaba su historia. Un envase que dice sin palabras: el valor no está en el material, sino en la mirada que lo transforma. Y cuando algo tiene alma, el envase solo tiene que dejarla brillar.
Ecoguardián de oro
Botito tiene más de diez años de historia y ya se volvió algo más que un juguete. Recorre escuelas, talleres y ferias, enseñando a mirar la basura con otros ojos. Demuestra que el final es, en realidad, el comienzo de algo nuevo. Los chicos aprenden a armarlo y, lo más importante, a darle una segunda vida a los residuos.
Esa es su magia: convertir lo descartado en juego y el juego en conciencia. Un recordatorio silencioso de que los residuos no desaparecen cuando los tiramos; simplemente cambian de forma.
Cuando anunciaron el Pentaward de Oro y el People’s Choice, sentí una mezcla de alegría y justicia. Un robot y un envase hechos de basura subían al podio de los mejores diseños del mundo. No porque fueran perfectos, sino porque tenían propósito.
El oro no está en el brillo, sino en la capacidad de resignificar. El verdadero lujo hoy no es tener más, sino saber transformar lo que ya existe. En un planeta con recursos finitos, el nuevo glamour no se debe medir en materiales, sino en ideas.
Botito nació de la basura, sí. Pero también nació de una mirada distinta. Y, a veces, eso alcanza para convertir lo descartado en algo valioso. O, mejor dicho, en oro. Porque el futuro del diseño no se mide en brillo, sino en sentido.
(*) Nota acerca del autor: Guillermo Dufranc es gerente de proyectos de tridimage, una de las agencias de diseño de packaging líderes en América Latina. Apasionado por cambiar el mundo a través del empaque, creó el canal de YouTube dedicado a la sustentabilidad www.youtube/guillermodufranc. Es autor del libro "Empaque para salvar el planeta", enfocado en despertar la consciencia ambiental en la industria de empaques. Dufranc ha liderado proyectos de marcas propias y gestionado más de 700 proyectos de diseño de empaques en América Latina.