Recicladores cubren con plástico Plaza de Bolívar en Bogotá para exigir justicia económica
En una jornada inédita, recicladores colombianos convirtieron la emblemática Plaza en un mar de botellas, cartón y papel, buscando visibilizar el colapso de los precios del material reciclable y la precariedad que enfrenta su oficio esencial.
La icónica Plaza de Bolívar, corazón político de Colombia, amaneció cubierta esta semana por unas 15 toneladas de residuos reciclables, en una manifestación organizada por la Asociación Nacional de Recicladores. La escena, protagonizada por decenas de trabajadores del reciclaje, puso en evidencia la crisis económica que atraviesa el gremio debido a la caída de hasta un 35% en el precio del plástico reciclable, en especial el PET, utilizado en la producción de envases.
La protesta, que se extendió por varias horas, fue mucho más que una muestra de inconformismo: fue un acto de resistencia visual. Miles de botellas fueron lanzadas al aire por los manifestantes mientras alzaban sus voces para exigir atención estatal, precios justos por el material que recuperan y el cumplimiento de sentencias judiciales que los reconocen como población históricamente excluida.
Anita Miszczyk
Según los organizadores, hace apenas unas semanas las 15 toneladas de plástico que llevaron a la plaza hubieran alcanzado un valor cercano a los 30 millones de pesos (7.500 dólares aproximadamente). Hoy, esa misma cantidad se paga en el mercado por apenas un tercio de esa suma. La brusca caída afecta de manera directa los ingresos diarios de los recicladores, quienes reportan que por jornadas de hasta 15 horas recolectando basura y recorriendo kilómetros a pie, apenas logran entre dos y cinco dólares.
La manifestación también fue una respuesta al desequilibrio estructural del sistema de reciclaje en Colombia. Aunque el país ha avanzado en regulaciones que buscan reducir el uso de plásticos de un solo uso y promover el reciclaje, los beneficios no han llegado hasta la base de la cadena: los recolectores. Estos trabajadores acusan que los márgenes económicos terminan en manos de intermediarios y de la industria, mientras ellos siguen recibiendo remuneraciones por debajo del salario mínimo.
Además de exhibir el impacto del desplome de los precios del material, los recicladores convocaron un taller nacional para evaluar la estructura de costos del oficio. Esperan que esta iniciativa conduzca a un proceso de diálogo con la Superintendencia de Industria y Comercio y a la instalación de mesas de concertación con entidades gubernamentales.
Respuesta institucional
La Alcaldía de Bogotá anunció, tras la protesta, la instalación de una mesa de trabajo con el gremio y la Defensoría del Pueblo para abordar sus demandas. Sin embargo, los recicladores insisten en que no se trata solo de un tema de concertación local, sino de una política nacional que dignifique su labor y garantice una redistribución más justa del valor generado por el reciclaje.
Desde la industria, gremios como Acoplásticos reconocieron públicamente la importancia del trabajo de los recicladores y advirtieron sobre la necesidad de adoptar medidas estructurales que fomenten el uso de materiales reciclados. En particular, llamaron la atención sobre la urgencia de reglamentar la certificación de economía circular, un instrumento que eximiría de impuestos a los plásticos reciclados y que podría elevar el valor de los materiales recuperados.
En Colombia, más de 68.000 personas ejercen formalmente el oficio del reciclaje, y se estima que el número real es mucho mayor. A diario, solo en Bogotá, se recuperan cerca de 2.000 toneladas de residuos aprovechables, un volumen que ilustra la magnitud del aporte de este sector informal a la sostenibilidad urbana.
Lo ocurrido en la Plaza de Bolívar fue un llamado colectivo desde la base de la pirámide ambiental, una advertencia de que, si el reciclaje no es justo, tampoco puede ser verdaderamente circular. Las botellas cubrieron el suelo de una plaza rodeada por instituciones que toman las decisiones más importantes del país. Ahora, los recicladores esperan que esas decisiones también los incluyan.