Greenback transforma el reciclaje de plásticos con tecnología innovadora y descentralizada
Con un modelo revolucionario de operación y el empleo de avanzados procesos de reciclaje químico, la empresa confirma su posición de liderazgo en tecnologías de vanguardia y la creación de soluciones circulares certificadas para los residuos de empaques.
Greenback Recycling Technologies en alianza con Nestlé México implementaron una innovadora tecnología de reciclaje inducido por microondas para transformar empaques plásticos flexibles, en un aceite pirolítico que pueda ser empleado en la industria petroquímica, la cual tendrá el reto de generar resina reciclada grado alimenticio.
Greenback Recycling Technologies
En su propósito de marcar una pauta en materia de reciclaje a nivel global, Greenback Recycling Technologies ha inaugurado su primera planta comercial en Cuautla, México, utilizando la innovadora tecnología de pirólisis por inducción de microondas para transformar los empaques plásticos flexibles en un aceite con el que se produce resina reciclada grado alimenticio.
En entrevista exclusiva con Mundo PMMI, Philippe von Stauffenberg, fundador y director ejecutivo de Greenback, explicó los alcances de los proyectos que adelanta la compañía en el procesamiento de materiales de difícil reciclabilidad. Avanzando en ese proceso, Greenback adquirió recientemente a la firma Enval, una empresa con sede en Gran Bretaña, desarrolladora de la solución patentada de pirólisis para la gestión de residuos de empaques plásticos de baja densidad.
A diferencia de las grandes plantas petroquímicas que actualmente implementan en grandes instalaciones esta tecnología, Greenback ha desarrollado un método que se adapta a dimensiones más pequeñas. "La mayoría de las plantas que desarrollan hoy pirólisis con materiales difíciles de reciclar son muy grandes y cuestan decenas o incluso centenas de millones de dólares”, explica Philippe von Stauffenberg. "Entonces, tienes muchos problemas que nosotros evitamos con una planta distribuida y descentralizada; además de que podemos priorizar y reciclar mucho más plástico por hora en reactores mucho más pequeños".
Este enfoque descentralizado elimina la necesidad de enfrentar los desafíos políticos y de permisos asociados con la construcción de plantas a gran escala. “Obviamente, no tenemos las mismas restricciones porque es un claro beneficio que en estos sitios se estén retirando materiales flexibles, valorizándolos y generando beneficios para los recolectores y los municipios”, afirma el director ejecutivo de Greenback.
Esta valorización de materiales plásticos de difícil reciclabilidad, como los que se utilizan intensivamente en la producción de empaques flexibles, propicia su recolección y genera una fuente de ingresos adicional a los recolectores, que les permite obtener ganancias similares a las que obtendrían con el PET. Los productores de bienes de consumo empacados pueden contar por su parte con un material producido a partir de residuos reciclados, aptos para su uso en empaques de alimentos, una calidad que se obtiene mediante la mezcla del aceite de pirólisis con materiales fósiles, en proporciones matemáticamente calculadas.
Orígenes e impactos comprobados
Un aspecto clave del modelo de negocio de Greenback es su compromiso con la neutralización de toneladas de residuos plásticos que no llegan a los vertederos y que son certificadas para la verificación de las fuentes y de las cifras reportadas. Para que los productos derivados del aceite de pirólisis sean reconocidos como reciclados, se requiere un certificado que garantice su origen a partir de residuos y no de fuentes fósiles. Greenback se encarga de proporcionar esta validación a sus clientes, para que demuestren la trazabilidad y contenido reciclado de sus empaques. Este enfoque garantiza la transparencia y la confianza tanto de los consumidores como de las marcas que utilizan los materiales reciclados. Philippe von Stauffenberg lo explica con claridad, señalando que “Cuando produces algo como el aceite de pirólisis, que se parece mucho a la nafta que se usa para hacer plásticos, tienes que brindar trazabilidad, un certificado de que tu producto proviene de la basura y no de una gasolinera o una fuente fósil”.
Esta certificación de los orígenes y volúmenes garantizan a los productores de los plásticos y a sus usuarios una enorme tranquilidad. “Es muy importante que tengan las pruebas y no solo el producto. Cuando vamos con los productores de bienes empacados, por ejemplo, les preguntamos cuánto plástico flexible están lanzando al mercado, y nos comprometemos a comprarles a los recicladores la misma cantidad de plástico flexible post consumo, para darles a los productores una certificación”, explica Philippe von Stauffenberg. “Compramos los residuos, los metemos a la máquina, y luego vendemos nuestro producto con un certificado que confirma que los hemos recolectado del vertedero y que hemos pagado bien por ellos y certificamos además exactamente dónde se produjo esa tonelada de aceite, cuándo se produjo y a partir de qué contenido”.
La implementación del sistema de trazabilidad en Greenback es un proceso que utiliza tecnología de reconocimiento de imágenes y pesaje para monitorear y verificar la calidad y cantidad del plástico reciclado. Los datos recopilados, como el peso inicial, la eliminación de contaminantes y el nivel de humedad, son enviados a través de Internet y analizados por un algoritmo para asegurar la coherencia de los números, con lo cual se garantiza la transparencia en el proceso y se evita cualquier posibilidad de fraude.
Con la gente y para la gente
La inclusión adecuada, la formalización y el respeto hacia los recicladores de oficio son elementos que Greenback considera en su enfoque empresarial de extender las posibilidades de recolección y clasificación a los materiales de los empaques flexibles. En muchas regiones se enfrentan desigualdades salariales basadas en el género y la raza de los recolectores, una situación que Greenback resuelve con la implementación de un sistema de pago objetivo y transparente. Utilizando tecnología de reconocimiento de imágenes y contratos inteligentes en blockchain, Greenback analiza y valora los residuos que recibe, y paga directamente a los recolectores a través de dinero electrónico en sus dispositivos móviles. Este enfoque garantiza seguridad y evita inequidades por género, ofreciendo una solución justa para aquellos que dependen de la recolección como fuente de ingresos. “Este punto es muy importante, porque muchas veces a las mujeres que trabajan en ese oficio les roban el dinero camino a sus casas, o se los quita el marido para salir con sus amigos”, afirma el director ejecutivo de Greenback.
Un modelo con futuro
Para materiales como el PET, el polietileno de alta densidad o el aluminio, las empresas cuentan ya con el respaldo de infraestructuras de reciclaje adecuadas, que les permiten cumplir con sus objetivos de uso de material reciclado. Sin embargo, aún enfrentan desafíos con los empaques flexibles, que son una de las fuentes principales de contaminación por plásticos. Empresas con amplia presencia internacional como Nestlé y Bimbo, por ejemplo, buscan constantemente soluciones que les permitan cumplir con sus compromisos claros de integrar material reciclado en los empaques flexibles.
Esta razón ha llevado a que la tecnología de reciclaje de materiales plásticos de Greenback despierte un gran interés de productores líderes a nivel mundial. Con su enfoque, la empresa les ofrece una cadena de valor totalmente circular para los empaques flexibles post consumo. “Lo que queremos es poder hacer la trazabilidad de los materiales, hasta que terminen en un nuevo envase. Ese es el mejor uso para el aceite de pirólisis: viene del plástico y va a plástico, y evita que se extraiga más aceite fósil del subsuelo”, afirma Philippe von Stauffenberg.
Las proyecciones de la tecnología utilizada por Greenback son muy reveladoras. A medida que el uso de la electricidad se extiende al transporte y a otras áreas donde se utiliza intensivamente el petróleo, el costo del plástico podría aumentar significativamente. “Si en un momento el porcentaje de petróleo utilizado en la producción de plástico alcanzara un 25% porque dejara de usarse tanto para el transporte, el costo del plástico subiría tremendamente por los costos de exploración y gastos fijos se le cargarían. Es casi predecible que dentro de diez o quince años el reciclaje de plástico sea la manera más barata, además de ecológica, de producir materias primas para plásticos nuevos”, pronostica el director ejecutivo de Greenback.
Cuando le preguntamos a Philippe von Stauffenberg por la importancia del reciclaje químico para la gestión de empaques flexibles y sus perspectivas de expansión, su respuesta fue más allá, para incluir como una alternativa posible el reciclaje biológico. “Enveinte años podría haber bacterias o enzimas que crackeen poliolefinas para producir monómeros. Nosotros mismos hemos invertido en un equipo en Cambridge, Reino Unido, que está fomentando ese tipo de investigación, aunque podría tardar unos buenos quince años hasta que el proceso sea posible”, explica el director ejecutivo de Greenback.
Philippe von Stauffenberg ve a futuro un campo extenso de aplicación de las tecnologías de reciclaje que se están abriendo camino en el mundo. Ante el auge de la producción de estructuras monomateriales para empaques como una solución a la contaminación con empaques flexibles, por ejemplo, destaca la importancia del reciclaje químico y de la tecnología de pirólisis de Greenback. “El enfoque en monomateriales puede parecer atractivo, pero se requiere una infraestructura adecuada, inversiones en plantas de separación eficientes y sistemas de incentivos para la separación de materiales”, señala. En su lugar, propone apostar por el reciclaje biológico o químico, en lugar del reciclaje mecánico, que no garantiza la calidad ni la idoneidad necesarias para el uso de los materiales flexibles reciclados en los empaques para alimentos.