A finales del pasado mes de noviembre, la BBC informó sobre una enzima capaz de "masticar", que tiene el potencial de transformar la forma en que abordamos los residuos plásticos. Esta enzima, desarrollada por investigadores de la Universidad de Toulouse en Francia, especialmente el profesor Alain Marty y su equipo, ha mostrado una eficiencia notable en descomponer el plástico, representando un avance significativo hacia un futuro sostenible.
La historia se remonta a 2010, cuando la investigadora Sintawee Sulaiman inició su trayectoria en la Universidad de Osaka en Japón. Su misión era explorar las capacidades de una enzima que sus colegas habían descubierto en un montón de hojas en descomposición en un parque cercano, llamada LCC, (siglas en inglés de cutinasa de compost de hojas y ramas). Inicialmente diseñada para ayudar a los microbios a descomponer el recubrimiento ceroso de las hojas, Sulaiman caracterizó su potencial para degradar el plástico.
Su experimento innovador involucró sumergir empaques de plástico de auriculares en agua durante la noche con muestras de LCC. Para su asombro, el PET (tereftalato de polietileno) de los residuos de los envases mostró signos de descomposición. Esta revelación marcó un momento crucial, demostrando la capacidad de la enzima para dirigirse y descomponer la estructura polimérica del plástico.
Las tijeras moleculares y la planta de Carbios
Durante los siguientes ocho años, el profesor Alain Marty y su equipo reconfiguraron LCC en LCCICCG, una enzima especializada diseñada para abordar eficientemente el plástico PET. Esta enzima modificada demostró una capacidad notable para descomponer completamente los polímeros PET en sus monómeros constituyentes, los bloques químicos esenciales para producir nuevo plástico. El profesor Marty compara acertadamente el proceso con desmontar un collar de perlas. "Estamos utilizando una enzima que se puede considerar como unas tijeras moleculares", dice. "Romper la conexión entre las perlas, liberar las perlas y de esta manera, después de la purificación, podemos vender estas perlas nuevamente".
El avance científico condujo a la creación de la empresa Carbios, donde el profesor Marty ahora sirve como director científico. Carbios opera una planta de demostración en Clermont-Ferrand, Francia central, que se asemeja a una microcervecería. La planta incorpora un reactor cilíndrico grande dedicado al procesamiento de plástico PET. Notablemente, una parte significativa del procesamiento se centra en textiles ricos en poliéster, que constituyen aproximadamente la mitad de la fibra textil producida en el mundo. Por lo general, destinadas a la incineración o vertederos, estas prendas encuentran un nuevo propósito a través del innovador proceso de Carbios.
La planta desmenuza textiles ricos en poliéster y botellas de plástico en gránulos, aumentando significativamente la superficie del material y debilitando los enlaces moleculares del plástico. Resulta importante destacar los pellets no necesariamente son 100% PET, pues los procedentes de textiles contienen otros tejidos como algodón, y las botellas contienen tintes verdes. También se pueden procesar plásticos mixtos, como bandejas de alimentos, en un proceso que sienta las bases para que Carbios amplíe de manera extensa sus operaciones.
Carbios planea abrir una fábrica en el noreste de Francia para 2025, con la capacidad de reciclar hasta 50.000 toneladas de residuos de PET al año. Esta ambiciosa iniciativa, equivalente a reciclar dos mil millones de botellas, destaca el compromiso de la compañía de tener un impacto sustancial. La firma lleva sus objetivos más allá del simple reciclaje, y busca por el contrario licenciar su revolucionario proceso a otras empresas, lo que podría fomentar una rápida adopción en toda la industria. Ya se ha formado un consorcio con gigantes de la industria, como Nestlé, L'Oréal y PepsiCo, demostrando un amplio respaldo a esta tecnología transformadora.
El camino a seguir
Aunque el enfoque enzimático de Carbios ofrece una luz de esperanza para el reciclaje de plásticos, persisten desafíos. La familiaridad de los monómeros químicos resultantes, similares a los derivados de los productos petroquímicos, presenta un reto económico. Se estima que los productos químicos reciclados costarán alrededor del 60% más que sus equivalentes petroquímicos. Sin embargo, Carbios se mantiene optimista, anticipando una reducción en los costos de materias primas a medida que obtienen acceso a más fuentes de alimentación que actualmente se incineran o van a vertederos.
La empresa no está solo en este sector, ya que otros equipos de investigación exploran el reciclaje de PET con diversas enzimas. Sin embargo, Carbios se destaca como pionera, liderando el camino con su enfoque innovador y escalable. El profesor Andy Pickford, del Centro para la Innovación de Enzimas en la Universidad de Portsmouth, muestra entusiasmo por el trabajo realizado, señalando que establece un precedente alentador para la industria. A medida que Carbios dirige su atención a plásticos con estructuras químicas más complejas, como el nylon, se hace evidente la necesidad de desarrollar diferentes enzimas. Esto subraya los desafíos continuos y la necesidad de investigación e innovación constante para abordar varios tipos de plástico.
Mientras el mundo enfrenta los impactos ambientales de los residuos, innovaciones como la de esta enzima "devoradora" representan un avance significativo en la lucha contra la contaminación plástica. El proyecto comprendido desde el descubrimiento en el laboratorio hasta soluciones escalables se encuentra en curso y, con esfuerzos colaborativos de líderes de la industria e innovadores, podría presenciarse un cambio transformador hacia un enfoque más sostenible y circular para el uso y desecho del plástico, se explicó durante la emisión del programa “People Fixing the World" en la BBC de Londres.