Las primeras botellas de PET con el material reciclado de Ioniqa estarán en las tiendas a mediados de 2019.
Hace diez años, en un laboratorio de la ciudad holandesa de Eindhoven, un trabajo académico sobre materiales magnéticos y procesos de separación tuvo un resultado de alto impacto económico y social: la suspensión de partículas iónicas en una solución y la posibilidad de usar el proceso para descomponer el polietileno terefatalto (PET). Utilizado globalmente, el PET muestra, sin embargo, índices de reutilización que oscilan apenas entre el 10 y el 20 por ciento del volumen desechado, lo que representa un serio problema de contaminación. Esta baja reutilización se debe, en gran medida, a la falta de infraestructura para la recolección del PET, lo mismo que a propiedades como el color que, con técnicas estándar de reciclaje, impiden que sea utilizado en la fabricación de productos de alta calidad.
El proceso de Ioniqa supera, no obstante, estas limitaciones y permite el reciclaje de todos los tipos de PET, incluidos los de colores y los provenientes del océano, para convertirlos en una materia prima virgen. El potencial de este desarrollo tiene una dimensión excepcional, pues crea una solución de reciclaje circular y virtualmente infinita. Este alcance lo respaldan factores como la eficiencia energética del proceso y el costo del producto ofrecido, que lo hace competitivo frente a alternativas producidas con base en petróleo.
Llegar a este punto representó para Ioniqa un proceso largo y complejo. Inicialmente, la empresa enfrentó la reticencia de los fabricantes, debido a que los volúmenes del PET reciclado no aseguraban un abastecimiento continuo y suficiente. Una solución a esta encrucijada se concretó en 2016, durante los Premios a la Investigación de Unilever en la ciudad de Vlaardingen, cuando Ioniqa presentó su tecnología y obtuvo el compromiso de Unilever como su cliente impulsor. Esta decisión motivó a Indorama, un fabricante líder de PET, a participar en el proyecto.